No olvides que la motivación de este Curso es alcanzar y conservar el estado de paz.  En ese estado la mente se acalla y se alcanza la condición en la que se recuerda a Dios.

Un Curso de Milagros T-24.int.1.

 A continuación encontrarás selecciones de Un Curso de Milagros que ayudarán a que vuelvas a la paz de Dios.  La intención es que recuerdes lo que has estudiado y practicado en el Curso.

 

Cuando te despiertas a la mañana establece que el propósito de tu día es encontrar la paz de Dios en cada situación que encuentres.  Por ejemplo, si necesitas hablar con tu jefe de un aumento de sueldo que piensas que mereces, la primera prioridad es tratar de estar en paz con tu jefe y el resultado de la entrevista – se te conceda o no el aumento.  Por lo tanto en todas las situaciones que requieran que se tomen algunos pasos prácticos, tú procedes en dos niveles.  Nivel uno, la primera prioridad, es buscar y encontrar paz en la situación.  Nivel dos, la segunda prioridad, es lograr el objetivo – si es posible.

La paz de Dios es lo único que quiero.  La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi vida y mi función mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
Lección 205

Otro ejemplo podría ser la enfermedad.  Intentas distintas formas de mejorar (segunda prioridad) pero procuras, con la ayuda de Jesús o del Espíritu Santo, permanecer en paz (primera prioridad) independientemente de si te mejoras o no.

Logrando y preservando la paz se convierte ahora en el PROPÓSITO de todo lo que haces durante el día.  No importa lo que te suceda ya que ahora ves que todos los acontecimientos son un aula en que puedas aprender el perdón, la verdad y por lo tanto la paz.  Podrías incluso encontrarte en circunstancias desastrosas (según tu ego) como un accidente de auto, pero con el propósito de la paz como tu primera prioridad podrías convertir esa situación en una bendición.  Esto no es fácil de hacer ya que tu ego te alentará a que en esa situación te veas como una víctima justificada.

Se necesita haber aprendido mucho para poder llegar a entender que todas las cosas, acontecimientos, encuentros y circunstancias son provechosos. 
M-4.I.4:5

Éste es “El mensaje de la crucifixión” (T-6.I).  Jesús no estaba molesto por lo que le pasó y le gustaría que tomáramos su ejemplo para alentarnos a encontrar la paz en pruebas menos extremas.

 

... dedica un rato lo antes posible después de despertarte a estar en silencio, y continua durante uno o dos minutos después de que haya comenzado a resultarte difícil.  Probablemente descubrirás que la dificultad disminuye y desaparece.  En caso de no ser así, ése es el momento de parar.
M-16.4.7:9

Esta sección en el Manual te pide que te unas a Dios y promuevas callados pensamientos acerca de Él.  En cuatro abajo, Jesús subraya que es particularmente importante que recordemos tres cosas acerca de nosotros.

1 – Que Dios nos ha creado para disfrutar la paz
2 – Que Dios nos ha creado para ser dichosos
3 – Que somos un pensamiento de liberación sin límite

Por lo tanto en tu rato de silencio con Dios puedes recordar quien eres en realidad – dichoso, lleno de paz y sin límite, y que tienes una fuente de ayuda siempre presente en Jesús o el Espíritu Santo.  Puede ser un tiempo de unión con Dios en gratitud por lo que Él creó – un Cristo eterno, sin forma, amoroso – y por la Ayuda que tienes para recordarlo.  Después de ese período de callado pensar, puede suceder que tu mente naturalmente permanezca callada y receptiva al amor de Dios por ti.

 

... un momento apropiado para dedicárselo a Dios es justo antes de irte a dormir.  Esto pone a tu mente en un estado de reposo y te aparta del mundo.  Si te resulta más conveniente hacerlo más temprano, asegúrate al menos de no olvidarte pasar un rato – aunque sólo sea un momento – en el que cierras los ojos y piensas en Dios.
M-16.5:6-8

 Aquí se te está pidiendo que repitas dos arriba, pero ahora al final del día.

 

Hay un pensamiento en particular que debe recordarse a lo largo del día.  Es un pensamiento de pura dicha; y paz; de liberación ilimitada; ilimitada porque todas las cosas se liberan dentro de él.
M-16.6:1-2

Jesús te alienta a que mantengas la corriente del recuerdo de Quien eres y la unión con Dios con que comenzaste el día.  Recuerda que estás plenamente protegido por el amor de Dios en todas las situaciones hoy y que te acompaña una Guía en todas las situaciones que has dedicado a la paz, verdad y perdón.

 

La presencia del miedo es señal inequívoca de que estás confiando en tu propia fortaleza.
L-pI.48.3:1

Si la presencia del miedo se siente durante el día está demostrando que debes estar dependiendo de la guía del ego y no del Espíritu Santo. Cuando pierdes tu paz Jesús te pide que consideres lo siguiente:

Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida a favor de Dios por mí.
T-5.VII.6.7:11

No es necesario que pidas que te guíen en cada detalle de tu día.  En vez...

Si has formado el hábito de pedir ayuda en toda circunstancia o situación, puedes estar seguro de que te dará sabiduría cuando la necesites.  Prepárate para ello cada mañana; recuerda a Dios cuantas veces puedas a lo largo del día; pídele ayuda al Espíritu Santo siempre que te sea posible, y por la noche, dale las gracias por Sus consejos.  Tu confianza estará ciertamente bien fundada.
M-29.5:8-10

 
A lo largo de tu día surgirán frecuentes irritaciones y enojos que te quitarán la paz.  Cuando esto sucede, se te están reflejando aspectos no sanados ni perdonados de ti desde tu ambiente.  Por ejemplo, si estás molesto por el trato injusto que recibiste de alguien, entonces la situación te está mostrando que eres capaz de tratar a otros injustamente, aunque fuera en formas distintas.

Aprende esto, y apréndelo bien, pues con ello la demora en experimentar felicidad se acorta por un tramo de tiempo que ni siquiera puedes concebir: nunca odias a tu hermano por sus pecados, sino únicamente por los tuyos.  Sea cual sea la forma que sus pecados parezcan adoptar, lo único que hacen es nublar el hecho de que crees que son tus propios pecados y, por lo tanto, que el ataque es su “justo” merecido.
T-31.III.1.4:6

Cuando se presenta una situación difícil en tu vida el ego es rápido para usar tu experiencia anterior e inmediatamente tildar de negativa a la situación.  Esto provee la justificación de la ira y el ataque.  Sin embargo, Jesús nos recuerda:

Tal vez sea útil recordar que nadie puede enfadarse con un hecho.  Son siempre las interpretaciones las que dan lugar a las emociones negativas, aunque éstas parezcan estar justificadas por lo que aparentemente son los hechos o por la intensidad del enfado suscitado.
M-17.4:1-3

Cuando pierdas tu paz, un aspecto escondido y negado de ti está pidiendo ser sanado.  Si puedes recuperar del mundo tus proyecciones de enfado y no juzgarte por encontrar la causa en tu propia mente, te abres a la sanación del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que le hayas ocultado.  Ábrele las puertas y pídele que entre en la oscuridad y la desvanezca con Su luz.  Si lo invitas, Él entrará gustosamente.  Y llevará la luz a la oscuridad si le franqueas la entrada a ella.  Pero Él no puede ver lo que mantienes oculto.
T-14.VII.6:1-5

La oración es una forma de pedir algo.  Es el vehículo de los milagros.  Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo.
T-3.V.6:1-3

 

Es poco el progreso que se puede lograr en el camino de la paz si no se desarrolla la humildad.  La mente del ego es arrogante, creyendo que sabe el mejor curso de acción en todos los eventos.  Basa su juicio en la memoria, pensando que cuanto más experiencia tenga tanto mejor podrá juzgar las circunstancias actuales.  ¡En contraste, el Curso te recuerda que si piensas que eres un cuerpo, funcionando en el tiempo y el espacio, eres demente!  ¿Cómo pueden los dementes saber lo que mejor les conviene?  En su lugar, Jesús aconseja que renunciemos como nuestros propios maestros y le pidamos quía al Espíritu Santo.
No Entiendes Nada.
Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada, afirma lo siguiente:

No conozco el significado de nada, incluyendo esto.
No sé, por lo tanto, cómo responder a ello.  
No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora.

Cuando de este modo te niegues a tratar de enseñarte a ti mismo lo que no sabes, el Guía que Dios te ha dado te hablará. Ocupará el lugar que le corresponde en tu conciencia en el momento en que tú lo desocupes y se lo ofrezcas a Él.
T-14.XI.6:6-11

 

Al comienzo del Capítulo 30 del Texto se encontrará un conjunto de reglas sumamente prácticas para el logro de un día de paz.  En realidad, sólo hace falta la primera regla que te recuerda, una vez más, que sólo tienes dos consejeros en tu mente para elegir – el ego o el Espíritu Santo.  Y sólo el consejo del Espíritu Santo te dará paz.

Reglas para tomar decisiones

Regla 1 – Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta.

Regla 2 – Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta, ésa es la clase de día que se me concederá (pacífico).
Para ayudar a reforzar tu aprendizaje Jesús usa la regla 2 como recordatorio para ser usado durante el día.

Regla 3 – No tengo ninguna pregunta.  Me olvidé de lo que tenía que decidir.
Un problema que debe evitarse es el de establecer tus propias respuestas para un problema y luego pedirle al Espíritu Santo que elija entre ellas.  Ver las notas anteriores sobre la humildad.

Regla 4 – Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me estoy sintiendo ahora.

Reglas 4 a 7 son maneras de volver al objetivo de tener un día de paz si has comenzado a escuchar a la voz del ego de nuevo.

Regla 5 – Por lo tanto, espero haber estado equivocado.

Regla 6 – Quiero ver esto de otra manera.

Regla 7 – Tal vez hay otra manera de ver esto. ¿Qué puedo perder con preguntar?

Deseo la paz de Dios.
Decir estas palabras no es nada.  Pero decirlas de corazón lo es todo.  Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento.  Recobrarías plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida.
L-pI.185.1:1-4

 Aunque una parte de ti esté buscando otra forma de encontrar paz y dicha, aun hay una poderosa identificación con la mente del ego – el deseo de preservar tu especialismo.   Por especialismo se entiende la atracción de ser un individuo separado, único, que sea distinto de los demás y que desea ser auto-suficiente y en control exclusivo de su vida.  Así es como comenzó la aparente separación de Dios – el deseo de especialismo en vez de la unicidad de Cristo.

A medida que intentas seguir estos pasos para encontrar la paz de Dios, el deseo de permanecer especial siempre actuará en oposición e intentará, con relativo éxito, atraerte de nuevo al consejo del ego que está aterrorizado por el nuevo rumbo que has tomado.  Pues a medida que progresas en este camino, eventualmente el amor de Dios disolverá con su luz al ego y por lo tanto a tu especialismo.  Así, declara Jesús con bondad:

Mas si experimentas gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo.  No luches contra ti mismo.
T-30.I.1:6-7

 

En su lugar, perdónate por no perdonar.  Perdónate por no desear la paz y preferir el especialismo.  Tal vez no estés tan avanzado por este camino espiritual como pienses.  Desde aquí el camino de humildad puede abrirse y podrás aprender a sonreírte de tu ego y su deseo de separarse de Dios.  Este avance es maravilloso ya que el enfoque disminuirá la culpa que te impide encontrar la paz de Dios.